Si miramos a los ojos a un niño en las próximas semanas, veremos que su mirada tiene una luz especial. La ilusión con la que esperan la llegada de los Reyes Magos no tiene precio… o sí, porque sus Majestades tendrán que hacer frente al gasto que supone comprar juguetes para millones de niños.
No es por casualidad que los mensajes emitidos por fabricantes y comerciantes relacionados con los juguetes se concentren en el último mes del año: se calcula que en Navidad se mueve el 80% del volumen de negocio del sector juguetero. La publicidad en los medios de comunicación y en nuestros buzones nos recuerda que se acercan Papá Noel y los Reyes Magos, y que es hora de que los más pequeños escriban sus cartas.
Pero también es este el momento en el que las asociaciones de consumidores y las instituciones públicas que velan por nuestra seguridad, tanto sanitaria como económica, hacen un llamamiento a la responsabilidad de los padres para que repasen las cartas de sus hijos y comprueben que lo que en ellas han escrito no pueden convertir sus sueños en pesadillas.
Siempre que encaramos las fiestas navideñas, quienes trabajamos en el ámbito del consumo, realizamos un esfuerzo por transmitir la necesidad de consumir de forma racional, sostenible para el medio ambiente y nuestro bolsillo, y tratar de ahorrar lo más posible para pasar la época de mayor consumismo del año de la mejor manera posible. Pero hay algo en lo que nunca aconsejaremos ahorrar: en la compra de los juguetes.
Es muy frecuente que, ante la avalancha de gastos que se aproximan, recurramos a bazares o a tiendas de comercio autodescuento para hacer realidad los sueños de nuestros hijos, pensando que podemos ahorrar. Y es cierto que estos juguetes son más económicos, pero las garantías de que cumplen las normas de seguridad desaparecen casi por completo.
También tenemos que tener cuidado con las falsificaciones, cada días más presentes. Del mismo modo tenemos que ser prudentes al comprar por internet, ya que corremos el riesgo de adquirir productos que no gocen de la certificación y controles europeos. De hecho, uno de los artículos más peligros para niños pequeños son las denominadas “perlas de agua”, bolitas milimétricas de colores, fácilmente ingeribles por los niños, que al contacto con el agua se hinchan, pudiendo aumentar 900 veces su tamaño, lo que pondría en riesgo la vida de los más pequeños. Este artículo se puede comprar por internet como juguetes para niños, por un precio inferior a los 2 euros, sin que en ningún caso venga especificado en la información de la página advertencias sobre el uso no recomendado para menores de cierta edad.
Ojo con los juguetes de moda.
Los distribuidores de juguetes en España señalan que este 2018 los artículos más demandados, tanto para Navidad como Reyes, son los coleccionables, los productos con efecto sorpresa o «WOW» (similares por poner un ejemplo a los huevos con regalito) y los artículos «just for fun»( aprender jugando), dirigidos a la diversión en movimiento y al aire libre. El fenómeno juguetero en 2018, es el de las KSi Meritos que llevan aparejadas todo un ritual. Son muñecos que representan a un neonato que según los expertos, «no hacen nada y lo hacen todo. Fomentan la creatividad y están revolucionando el mundo del juguete». Hay que «adoptarlos» en tienda donde una enfermera corta el cordón umbilical del bebé e indica cómo hay que cuidarle a partir de ese momento.
Y como en otros años los Slim, que no deja de ser el clásico blandiblú reinventado y con complementos, que según la asociación europea de consumidores BEUC ha alertado a la Comisión Europea del peligro de algunas marcas de «slime”, por la presencia de boro en niveles superiores a los permitidos, lo que puede ocasionar problemas de salud a corto y largo plazo.
Según la denuncia presentada, tras los análisis realizados a estos productos cuatro de cada diez botes de «slime» en la UE supera los límites autorizados de boro, una sustancia clasificada como tóxica y peligrosa, incluso en exposiciones cortas. La situación es especialmente preocupante en España y Francia, donde se dan los casos más extremos de altos niveles de boro (en algunos tipos de «slime» hay 14 veces más de los niveles de seguridad autorizados).
El boro se utiliza para hacer el «slime» más elástico y pegajoso, pero, según estas organizaciones, a corto plazo el contacto con esta sustancia puede provocar vómitos, diarrea e irritación de la piel y a largo puede afectar a la fertilidad y actuar como alterador endocrino.
No ahorremos en juguetes
Hemos buscado algunos de los juguetes que, con mayor frecuencia, ponen en riesgo la seguridad de nuestros hijos, y hemos establecido una serie de pruebas rudimentarias pero que pueden ayudarnos a decidir. Por ejemplo, un arco con flechas, cuyas ventosas han causado accidentes graves en nuestro país al desprenderse, cuesta 3,00 euros en una tienda de comercio asiático, y menos de 7,50 en una juguetería; el primero está fabricado en China, de donde procede el 70% de las alertas relacionadas con juguetes, y el segundo en España. Otro ejemplo lo encontramos en el parchís, cuyas piezas imantadas pueden suponer problemas también graves en caso de ser ingeridas; en este caso, la diferencia entre uno y otro tipo de establecimiento es de 3,75 euros. Por tanto, con diferencias que no suelen superar los cinco o seis euros, en ningún caso merece la pena buscar ese pretendido ahorro eligiendo establecimientos que no ofrecen las garantías que sí encontramos en jugueterías tradicionales y en juguetes fabricados en España o en el resto de países de la Unión Europea.
Además, cuando ejercemos una mínima presión sobre la ventosa, en el juguete más barato se desprende con una facilidad asombrosa, lo que puede llevarnos a deducir las consecuencias que tendría si, en lugar de ser nosotros con las manos, es un niño con los dientes quien decide comprobar hasta qué punto es resistente el juguete que acaba de recibir.
Sigue habiendo incumplimientos
Por otra parte, y a pesar de los esfuerzos de las administraciones para controlar el mercado, seguimos encontrando multitud de juguetes que no cumplen las normas mínimas de información en el etiquetado. Así, podemos comprar juegos de sonajeros, cuyo destinatario, obviamente, es un niño pequeño, y cuyo envase, además, está ilustrado con un bebé, en cuya etiqueta nos advierte de que no está indicado para niños menores de 36 meses. Esta información absolutamente contradictoria parece obedecer, sólo y exclusivamente, a la intención de obviar la responsabilidad por parte de quien fabrica un producto dirigido a niños muy pequeños, pero que sabe a ciencia cierta que puede llegar a resultar peligroso si, finalmente, cae en manos de un bebé. Este tipo de contradicciones son muy peligrosas y ponen bien a las claras la necesidad de ser muy cautos sobre los lugares en los que compramos los juguetes.
Cuando elijas un juguete recuerda que
… debe atender a las necesidades y preferencias del niño, y no a los gustos del adulto.
… deben ser suficientes y variados, pero nunca excesivos.
… debe ser adecuado a la edad del niño que los va a recibir.
… debe favorecer la sociabilidad del niño, evitando los que induzcan comportamientos individuales; además, deben ser didácticos y entretenidos.
… los juguetes que lo hacen todo con sólo apretar un botón, no ayudan el desarrollo de las capacidades del niño; cuando se han visto sus gracias unas cuantas veces, terminan arrinconados.
… no debe hacer distinciones según sexo; esta división responde a unos hábitos culturales con los que se pretende delimitar, ya desde la infancia, las funciones del hombre y la mujer en la sociedad.
… no debe fomentar pautas de comportamientos negativas, como son la agresividad, la violencia o el consumismo.
… debe ser duradero, pues los niños sufren cuando se rompe un juguete.
… debe llevar el marcado «C.E.» y que debe haber sido sometido al control de algún laboratorio de seguridad y calidad, lo que garantiza que se cumplen los requisitos sobre seguridad en los juguetes establecidos en la legislación española y europea.
… debe rechazar todo juego que no lleve especificado el fabricante o importador, con su dirección completa.
… debe exigir siempre el ticket de compra o factura.
Alerta de la administración.
Todos los años el Instituto Nacional de Consumo (ahora AECOSAN) realiza un resumen estadístico de todas las alertas de productos inseguros encontrados en el mercado español. La categoría de juguetes se encuentra en el primer puesto según los últimos informes.
Los peligros principales que han encontrado son: asfixia por contener o generar piezas pequeñas (una trompeta, por ejemplo, a la que se le cae fácilmente la boquilla); intoxicación por llevar pilas botón accesibles, sustancias tóxicas en su composición (ftalatos, cromo, pintura de plomo…) o sustancias infecciosas (muchos botes para hacer pompas de jabón contienen microorganismos que causan gastroenteritis); y cortes o lesiones diversas por tener bordes afilados, acceso a cables, zonas calientes… Principalmente graves para niños menores de tres años.